
Los espacios interconectados, que parecen más amplios, la sucesión de habitaciones inundadas de luz y una paleta en tonos rosa, que añade un plus de calidez a la madera y contrarresta la fotografía y los textiles en diferentes tonos de gris hacen que esta vivienda vaya más allá de lo que la decoración contemporánea nos tiene acostumbrados. Sin arriesgar lo infinito, en ella se dan cita un mix de propuestas que no resultan incompatibles entre sí y que van creando un lenguaje propio. Desde los textiles citados, a los que se unen piezas geométricas como la alfombra del salón o los cojines en multitud de estampados, a los materiales, muy en tendencia el ratán o el latón (como si se tratara de buenos perfumes, en pequeñas dosis).
Pero, sin duda, uno de los puntos fuertes de esta casa diseñada por el estudio de The Room Studio, capitaneado por Meritxell Ribé y Josep Puigdoménech, es su distribución; llama la atención el despacho, con un escritorio doble, situado en una zona de paso y dotado de suficiente almacenaje a su lado como para seguir siendo una zona de trabajo funcional.
En el dormitorio, de nuevo se repite la paleta de tonos suaves que combina rosa y gris; y de nuevo vuelve la geometría, esta vez matizada ya que se trata de una zona de descanso.
Sereno pero no aburrido, colorido pero no estridente; reto conseguido, ¿no os parece?
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